Hace algunos dìas vi de nuevo la pelìcula "Memorias de una Geisha" una historia muy linda y tambièn muy aleccionadora,las situaciones que vive la protagonista son dificiles y aprendì que se puede luchar contra la adversidad y los obstàculos,pero no contra la naturaleza misma de cada persona,cuendo entendemos y aceptamos nuestra naturaleza,se convierte en una arma poderosa y no en un inconveniente.
Una buena Geisha es muy apreciada y cotizada en el Japòn,aùn en esta època,al igual que una buena sumisa,aunque en estos tiempos de feminismo castrante,la palabra sumisa es un pecado,cosa que no deberia ser asì.
Quizàs con ese feminismo mal entendido las mujeres (y la sociedad),hemos perdido mas que con la sumisiòn,hemos tomado papeles y cosas que no nos corresponden. Por simple lògica y naturaleza,las mujeres jamás seremos iguales a los hombres,ni fìsica ni intelectualmente,ojo,nunca he dicho mejores ni peores,simplemente diferentes,pero en esas diferencias consisten nuestras riquezas.
Las mujeres hemos querido ser iguales a los hombres y no hay mas grande error que pensar que eso pueda ser posible.
Cuando aceptamos esas diferencias,entendemos que nuestro papel tanto en la sociedad,como en la familia y en nuestras relaciones,es diferente al de ellos. Y como sumisas,aùn mas. Las sumisas sabemos que siempre le pertenecemos al Amo,el nos conoce,nos guìa y nos protege,en muchas ocasiones incluso de nosotras mismas.
Pero el feminismo nos ha venido a enseñar que eso no es bueno y entonces,es cuendo nos sentimos divididas,nadando entre dos aguas y ocultando siempre nuestra naturaleza sumisa,lo cual solo nos trae pesares y soledad. No es nada facil descubrirlo y menos aùn aceptarlo,lo sè por experiencia propia.
Pero hoy soy felìz por que se lo que soy y se que le pertenezco a mi Amo Malo,ya no intento nadar contra la corriente,se que es inutil hacerlo,es negar mi naturaleza sumisa y le agradezco a mi Amo ayudarme a entenderlo.
Gracias mi Señor,a tus pies siempre.
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